En los primeros años de la bachata, cualquier número de artistas
influyentes ejerció su impacto en el género. Luís Segura fue bautizado
como “El Padre de la Bachata” debido al impacto de sus interpretaciones
vocales melodramáticas, así como a su longevidad; Edilio Paredes y
Augusto Santos jugaron roles cruciales, como músicos y arreglistas, en
la forja de la estructura estilística de la música. Cuco Valoy es único
en haber actuado como promotor, personalidad de radio, distribuidor y
artista de de un sello discográfico durante los primeros años de la
bachata...
Existe mucho espacio para debatir sobre cuál de éstos
bachateros tuvo la mayor influencia en el desarrollo del género. Sin
embargo no existe un debate del todo, en cuanto al hecho de que la
primera bachata que debe ser considerada como tal no fue grabada por
ninguno de ellos, sino por José Manuel Calderón el 30 de mayo de 1962,
en los estudios de Radiotelevisión Dominicana (Borracho de amor y
Condena).
El estilo de música que grabó el nativo de San Pedro se encontraba
mucho más próximo al bolero que a las disposiciones de dos guitarras
adicionales de la bachata como lo más distinguible. A diferencia de
muchos otros bachateros posteriores, Calderón no cantaba con una voz
sutil y tenor, sino más bien con un sonoro barítono reminiscente de los
cantantes mexicanos como Pedro Infante. Muchos de sus arreglos
incluyeron secciones de cuerda, secciones de trompeta o un piano, aunque
una innovación únicamente dominicana en la música de Calderón fue el
uso de la güira en lugar de las maracas para marcar el tiempo. A
diferencia de otros bachateros, Calderón hizo sus grabaciones con una
güira desde el primer día. Su música también fue recibida por el público
y por sus artistas compañeros como bolero, sin el estigma de que la
bachata podría llegar a una tendencia bajista. El grabó “Por seguirte”
en 1966 acompañado por la orquesta de Johnny Ventura, y el gran Felipe
Rodríguez del bolero puertorriqueño fue instrumental en la promoción de
“Llanto a la luna”, probablemente la canción preferida de Calderón.
Calderón continuo cultivando una amistad perdurable con Rodríguez, cuyo
estilo es algo similar al suyo. En el año después de su primera
grabación innovadora, sacó al mercado cuatro sencillos, cada uno de los
cuales continuó para llegar a ser un clásico no solo en el género sino
también el la cultura dominicana en general --- Quema esas cartas,
Lagrimas de sangre, Serpiente humana y Llanto a la luna Según Calderón,
él continuó grabando cuarenta y dos sencillos sucesivos que fueron, por
los estándares de la informal economía, todos ellos éxitos principales.
Calderón disfrutó de privilegios al haber trabajado antes de la
marginalización del género, los cuales ya no estarían disponibles para
bachateros posteriores, haciendo grabaciones con compañías discográficas
internacionales como Kubaney. En 1967, viajó a Nueva York para grabar
con la compañía discográfica BMC, y decidió permanecer allí con su
guitarrista principal Andrés Rodríguez. Durante los siguientes cinco
años Calderón fue un símbolo en una escena musical que giró ante todo
alrededor de boleristas puertorriqueños bien conocidos como Felipe
Rodríguez, Blanca Iris Villafañe, Tommy Figueron y Odilio Gonzáles. En
esta compañía tocó en recintos como el Teatro Riopiedras, el Teatro
Jefferson y el legendario Teatro Puerto Rico
En 1972, Calderón regresó a República Dominicana para encontrar un
cambio substancial en la suerte de la bachata. La música había llegado a
ser para entonces marginalizada, asociada con la prostitución y la
pobreza, y solamente una estación de radio a lo largo de la nación,
Radio Guarachita, difundía la música. La relegación de la bachata a una
música de “la mala vida” a su vez afectó a la percepción que tenía el
público de Calderón, quien fue catalogado con otros bachateros cuyos
estilos eran considerablemente más decadentes que el suyo. Sin embargo
la música que hacía comenzó a cambiar a medida que el género cambiaba, y
las canciones que compuso en este periodo cuentan la historia de la
vida en el burdel y en el barrio de la misma manera que lo hace la
música de otros bachateros (La saqué de la barra, Bebiendo en la barra).
Estas canciones fueron comercialmente exitosas, pero no llegaron a ser
clásicos de la cultura popular dominicana de la manera en que lo habían
hecho sus anteriores éxitos. La situación fue suficientemente difícil
para animar a Calderón a regresar a Nueva York, donde vio crecer una
comunidad dominicana en las Cumbres de Washington, y dar origen a una
escena de bachata flamante allí también. En el lugar en el que una vez
había tocado para audiencias puertorriqueñas junto a Odilio Gonzáles,
ahora tocaba para audiencias dominicanas en El Internacional, que
después llegó a ser El Restaurante 27 de Febrero.
La llegada de la guitarra eléctrica a la bachata pareció haber
eclipsado el estilo de Calderón y otros pioneros. Sin embargo, con la
aceptación del género en años recientes, él comenzó a recibir algunas
partes pequeñas del reconocimiento garantizado por su repertorio
clásico, y por su lugar en la historia como la primera persona en grabar
lo que ahora conocemos como bachata. Casi cualquier evento que exige la
celebración de la larga y difícil historia de la música debe incluirlo
en la gama de intérpretes, y en años recientes tocó en los escenarios
del Teatro Nacional, Gran Teatro del Cibao y Lehman y en las
universidades Hostos. Calderón continúa grabando y distribuyendo sus
propias grabaciones,
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